
Pues bien, este nuestro Sevilla ya ha sido capaz de mostrarnos esas dos caras, y precisamente ayer quedaron bastante bien reflejadas: la buena en el primer tiempo y la mala en el segundo. Lo divido en dos, aunque la maravilla no durara todo el primer tiempo y el desastre no fuera durante todo el segundo.

Ya en la segunda mitad al Madrid se le vio con otra disposición. Vamos a sufrir como perros, pensé. Pero a los cinco minutos llegó el gol de Drago. Falta escorada un poco a la derecha a unos 30-35 metros de la portería que parece no llevar peligro alguno pues aunque iba centrada, nadie llegaba al remate. Pero Alonso que no fue a despejarla, y Casillas que una vez más dio muestras que por muy bueno que sea canta que da gusto, la pelota se alojaba dentro. ¡Bien, carajo, otro año igual, ya tenemos la victoria en el bolsillo!

Pero claro, anoche el que estaba en frente era el equipo más rico del mundo, y eso se notó al final. Palop es divino, pero también humano, y todo no lo podía parar. Si no es por él y los postes hubiéramos podido ver una goleada de las de antaño, un partido de esos en los que nos metían 6-7 goles.
Anoche una vez más se volvió a tropezar por enésima vez en la misma piedra: jugador que sale con una lesión más o menos larga, sale de titular, y vuelve a recaer. Ya son muchas casualidades.
Como casualidad es lo que nos pasa cada vez que nos pita el showman Iturralde.
También intenté reconstruirme el partido en la cabeza, y casi no me salía ni una ocasión del Sevilla a pesar de los dos goles. Y demasiadas de ellos.
El Sevilla, este Sevilla, no sabe defender si no es atacando. Cada vez que se echa atrás salimos escaldados, y buena nota debemos tomar si creemos que el 0-0 nos vale en Champions porque nos podemos llevar un disgusto.
Negredo cada día se acerca más a los Aquivaldo y Romaric que a los Kanouté y Luis Fabiano.

Y como última reflexión, y es algo que ya he dicho más de una vez: los Palop, Kanouté, Drago, etc deben ser relevados ya de ser los puntales del equipo si queremos seguir creciendo y mantener el estatus que ahora tenemos en el fútbol español y mundial. Ellos no pueden ser los que lleven las riendas del equipo por un período tan largo. Es hora de que otros jugadores den ese paso al frente (alguno ya lo ha hecho), y es hora que venga algún jugador que pueda relevar con garantías a los cracks que antes he nombrado, pero que como humanos que son, la gasolina se les acaba.
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