Las cosas no son como empiezan sino como acaban

Por Miguel Ángel Ibáñez
Como bien se ha dicho siempre en la vida, realmente las cosas nunca son como empiezan sino como acaban o lo que es lo mismo, el que ríe el último ríe mejor. Pues eso mismo se puede adaptar al mundo del fútbol y es exactamente la mentalidad que tiene que tener la plantilla del Sevilla a lo largo de esta semana y media que tiene por delante, donde se juega prácticamente toda la temporada a dobles partidos.
No sabemos con certeza sin con el 3-1 que le endosamos en el Pizjuán al Barça B nos valdrá para levantar la Supercopa el próximo sábado en el Camp Nou, ya que volverán los internacionales blaugranas y otro gallo puede cantar. Las sonrisas del pasado fin de semana pueden volverse en lágrimas y la ventaja en la eliminatoria puede convertirse en desventaja. Nunca se sabe ante el todopoderoso equipo culé. Por lo tanto la prudencia debe ser nuestra mejor amiga y los pies en la tierra deben estar bien asentados, porque no hay que vender la piel del oso antes de haberlo cazado.
Precisamente, insistiendo en los mismo, no valdrá todo lo que hagamos en Braga el miércoles en la previa de Champions sino le ponemos el broche de oro en casa a la semana siguiente. Sino se nos quedará la cara de tonto en nuestro feudo como pasó contra el CSKA el año pasado en este misma competición.
En resumen, las situaciones que se dan en la vida real está visto que tienen un claro paralelismo con las circunstancias que se dan el deporte rey. Nunca puedes subestimar al rival y menos a un campeón. Y ningún resultado a favor te garantiza la victoria final ante nadie sobre todo a doble partido. Por lo que hay que estar preparados para todo y luchar con mucha fuerza para conseguir los éxitos sin renunciar a nada, porque de lo contrario, seguramente que no se llega ni a la vuelta de la esquina. De modo que espero que el conjunto nervionense tome nota. Me imagino que sí.
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