No son matemáticas, pero casi

El fútbol es un deporte emocionante. A un partido, ya lo dice el dicho, no hay rival pequeño. De eso ejemplos hay muchos. No son matemáticas. Si lo fueran, igual que dos por dos son cuatro, el Sevilla no podría perder nunca una eliminatoria con el Braga, pero sin embargo sucede.

El Sevilla ha jugado hoy en el Molinón, equipo con el que parece habe otra de esas extrañas rivalidades que no logro a entender más allá que en los tiempos de penurias de nuestro equipo, ellos fueron ayudados por el Betis para permanecer en Primera, y años más tarde nosotros ayudamos al Oviedo. Ya decía su entrenador que iban a ir a por nosotros a muerte.

Como digo, el fútbol no son matemáticas, pero casi. A ún partido te puede ganar el Sporting, claro que sí. Pero ¿dónde viene el casi? Ya hemos hecho el ridículo con el Braga dos partidos, con el PSG, con el Hércules, hoy, y no se si me dejo algún partido. Y estamos a mediados de octubre.

El fútbol no son matemáticas, pero la trayectoria es reveladora. Antes en defensa había un tal Javi Navarro, que ahora no está. Sin embargo este año sí parece que la defensa está mejor reforzada, al menos por el centro.

Antes estaba en el lateral derecho un tal Daniel Alves, al que tuve que bautizar el agujero negro cuando para defender a un mediocre entrenador se hechaba la culpa al mejor jugador de la historia (junto a Kanouté) de que "descuidaba su lateral".

Antes en el lateral izquierdo había un tal David. Y si faltaba éste un tal Antonio Puerta (en gloria esté) y un tal Adriano. Había tres. Hoy hay uno que, además, es más malo que cualquiera de los otros tres.

Antes estaba Renato, con varios años menos. Aún hoy sigue siendo casi indiscutible. Pero tiene 5 años más. Y lo peor, antes lo acompañaba un tal Poulsen, un tal Keita, un tal Maresca, e incluso un tal Martí. Sin embargo ahora lo acompaña Romaric. Yo creo que cada vez se menos de ésto, si es que alguna vez he sabido algo. Se que seguro muchos estaréis en desacuerdo conmigo, pero yo digo que si la solución al centro del campo del Sevilla es, otra vez, Romaric, ni UEFA señores. Os va sonar duro, pero voy a expresarlo tal y como lo siento: Romaric es más malo que cagar sangre.

Y antes, al igual que ahora, estaban Luis Fabiano y Kanouté. Grandiosos, pero con el peso de los años encima.

El fútbol no son matemáticas, pero antes teníamos equipo para luchar por el tercer puesto y eso era lo que hacíamos. Ahora, ¿piensan ustedes que tenemos equipo para ello? Yo no. Creo que con fortuna, y con mano de entrenador, que está por ver, podríamos conseguir el objetivo in extremis, como el año pasado (perdón, que al final no se consiguió, se me olvidaba el Braga), pero a mí la lógica me dice que pelearemos por UEFA.

El fútbol no son matemáticas, pero la bajada del nivel de la plantilla para mí es palpable, y en la misma proporción, si no más, que la subida del precio de los carnés. Sevilla, ciudad de Champions, reza. Si metemos todas estas variables en la ecuación, no serán matemáticas, pero casi.