Imagen patética del fútbol español

Muchas veces cuando escucho a periodistas e incluso aficionados que no son de nuestra ciudad hablar de nuestro equipo casi tengo que llevarme las manos a la cabeza con alguno de sus comentarios. Luego, haciendo una reflexión interna, me doy cuenta que la imagen que ellos puedan tener del Club es distinta a la que pueda tener uno de nosotros que vive el día a día del equipo.

Esta sensación quiero extrapolarla de lo que es el fútbol español en general y la imagen que hacia el exterior puede darse.

Y la imagen que se da en los últimos días es realmente esperpéntica.

El cuarto clasificado de la Liga BBVA, la otrora mejor liga del mundo y futura mierda de Europa, cayó en la ida de la previa de la Champions League ante el todopoderoso Odense.

La mitad, si no más, de los clubes profesionales de España están en concurso de acreedores, no pagan, y ello ha llevado a los futbolistas a determinar una huelga para el comienzo de la competición.

Tenemos al señor que manda en esto de los horarios televisivos que quiere hacernos tragar carros y carretas con unos horarios deleznables con la excusa de abrirse al mercado asiático, pero con el arte de que los dos equipos que deberían iniciar esa apertura, por ser los más potentes, en esos horarios no van a jugar.

Y luego tenemos la imagen dada por los dos Clubes más poderosos de España (en parte porque se quedan con un dinero de las televisiones que legítimamente no les pertenece).

Para empezar digo que la imagen que dan ambos al fútbol español es penosa. Dos no se pelean si uno no quiere, y ambos tienen culpa.

Pero esa culpa hay que ponderarla.

El motor de toda esta vorágine de degradación del fútbol patrio creo que no hace falta ni nombrarlo, bien claro lo dejó ayer Gerard Piqué.

Una persona que es capaz de hacer que algunos con los cables pelados pasen de ser jugadores duros (como los han habido, los hay y los habrán) a jugadores de una violencia extrema en cada una de sus acciones.

Una persona que es capaz de hacer que jugadores que durante toda su carrera en sus respectivos clubes y en la misma Selección, pasen de ser jugadores modélicos a unos auténticos macarras desquiciados. Para ello sólo hace falta ver las declaraciones del capitán del Real Madrid.

Es entonces cuando soy capaz de entender por qué cuando llega la hora de que todos se junten a la llamada de Del Bosque, los más inexpertos en la Selección y los debutantes acaban estando más del lado de los jugadores del grupito del Barcelona que de los del grupito merengue.

Pero también sería muy fácil y erróneo señalar sólo a Mourinho.

Quien siembra vientos recoge tempestades, y eso es lo que le está pasando al Presidente del Real Madrid tras dar casi, o sin casi, los absolutos poderes al portugués. Ahora Florentino está atado de pies y manos.

Y junto a Florentino, como no, toda esa basura mediática que hay al rededor del equipo merengue. Sólo hay que darse un paseo por Punto Pelota, Marca TV o twitter para tener que llevarse las manos a la cabeza al comprobar que el único que parece cuerdo de toda esta panda de malhechores es Roberto Gómez.




Para acabar con los distintos entes federativos que permiten que toda esta gente haga de su capa un sayo y campen a sus anchas por el fútbol español haciendo lo que les da la gana, dentro y fuera del terreno de juego.

Entes que, entre otras cosas, pueden llevar a cabo una nueva tropelía más. Y es que, casualidades de la vida, las rojas vistas por Ozil, Villa y el criminal Marcelo, puede que no tengan efecto en el próximo partido oficial, como hasta ahora venía ocurriendo.