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lunes, 21 de noviembre de 2011

Jornada de reflexión

Han pasado ya casi 24 horas desde el nuevo tropiezo del Sevilla en casa, pero anoche no me apetecía aporrear las teclas del ordenador para escribir en caliente.

Y aún así no se ni cómo empezar.

El objetivo a inicios de temporada era competir por los puestos de Liga de Campeones y hacer un buen papel en las dos competiciones coperas.

Aunque a alguno parece que cuando se habla de lo que llevamos de temporada se le olvida, el objetivo de la Europa League ya pasó a mejor vida. Fracaso total y absoluto.

En Liga, pasamos de una puntuación de media inglesa a llevar una media de 1.5 puntos por partido, con la escalofriante cifra anotadora de 1 gol por partido.

En 12 jornadas estamos a 5 y 6 puntos de los puestos por los que tenemos que luchar, supuestamente.

A mí me gusta ser coherente e intentar tratar a todos por igual.

Hoy la situación evidentemente no es para tirar cohetes, pero tampoco para tocar mucho las palmas.

Sin embargo, repito, me gusta ser coherente conmigo mismo y la actual situación, digamos de nerviosismo, si en vez del entrenador llamarse Marcelino se llamara Álvarez, Manzano, y no digamos, Jiménez, la grada, los foros y las redes sociales serían un auténtico clamor.

Ayer Marcelino soltó algunas de esas perlas con las que yo, y por tanto es subjetividad mía, un entrenador queda sentenciado.

Dio una rueda de prensa muy extensa en la que, después de muchas explicaciones, no acabé de enterarme de la película.

A la pregunta de por qué dejó fuera a Campaña, la respuesta fue "porque entró otro".

A la pregunta sobre qué tiene que hacer el Sevilla para enderezar el rumbo la respuesta fue "jugar mejor".

Lo único que tengo claro desde que Marcelino está aquí es que "nos falta continuidad", algo que repite cada vez que habla.

Pero según parece, hablar habla mucho, pero ejecutar ejecuta poco.

En conversaciones tuiteras comentan los que suelen ver a entrenar que en un entrenamiento cualquiera Marcelino se pasa la mitad del tiempo corrigiendo, pero de palabra, no de acción.

Mientras obtengas resultados, aunque no se juegue un pimiento, todo el mundo puede taparse. Pero en mi forma de ver y entender esto esa solución puede ser a corto plazo. A largo plazo se necesita saber qué es lo que se quiere.

Y yo sigo sin enterarme.

Y lo peor es que no se si el entrenador y los que ponen al entrenador saben lo que quieren.

Me llama la atención, no que viniera Marcelino y no Bielsa, sino cómo se barajan dos opciones contrapuestas para hacerse cargo del equipo.

Me llama la atención que en un partido como el de ayer, 3 jugadores que llevaban semanas sin participar por sendas lesiones, de golpe y porrazo aparecen en el equipo titular.

Me llama la atención que el atacante más en forma del equipo se quede en el banquillo.

Me llama la atención que se diga que se quiere una plantilla corta para poder contar con la cantera y, sin embargo, la situación actual es que esos jóvenes jugadores están ya nerviosos y pensando en cambiar de aires.

A esas edades, un jugador tiene que jugar. Pero si no se va a contar con ellos con asiduidad, lo mejor es venderlos, cederlos, o dejarles en el filial. Pero jugando.

Me llaman la atención muchas cosas. Pero como os dije al principio, estoy tan obnubilado, que no se cómo expresar mis sensaciones.

Quizá os lo resumiría de la siguiente forma:

Ayer fue día de elecciones generales. Creo que si hoy en el Sevilla FC se produjeran unas elecciones, mucho me temo que ni Marcelino saldría elegido como entrenador y, Monchi, al que habría que dedicarle su tiempo, tendría problemas para seguir sentado en su poltrona.

2 comentarios:

Manu Partida dijo...

Totalmente de acuerdo con toda la entrada.

Especialmente, me quedo con la parte de lo antagónicos que son Marcelino y Bielsa, por lo que no comprendo que ambos fueran candidatos a entrenar al Sevilla. Muestra de que se IMPROVISA.

Le dedicaré un post pronto a ese tema

Miguel dijo...

Si tuviera decencia el señor Marcelino debe de dimitir inmediatamente