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jueves, 9 de febrero de 2012

Participaciones preferentes




Ya os digo desde esta primera frase de este post que aquí se va a hablar de economía y no del Sevilla FC. Lo digo por si quieres ahorrártelo.

Esto, ahora con mi nueva labor de asesor financiero freelance, va a ir siendo algo más normal. Ya escribí un post de economía dando a conocer la prima de riesgo y parece que tuvo una buen aceptación. Además, por la crisis económica en la que nos encontramos, para temas financieros el nombre del blog también nos viene que ni pintiparado.

Uno de los problemas que tenemos en este país llamado España (como diría Borja Fdez Palacios) es que somos confiados con una serie determinada de personas y nos creemos a pies juntillas lo que nos dicen.

Una de estas personas es el director o el interventor de nuestro banco. Una persona que, a fin de cuenta, tiene unos objetivos de venta, tantas libretas, tantos seguros, tantas hipotecas, etc, y tiene que cumplirlos, así que, en determinadas ocasiones, el director del banco no tiene por qué ofrecerte el producto más adecuado para tus necesidades, sino el producto que a él le puede convenir para cumplir los objetivos que le son impuestos.

De un tiempo a esta parte ha salido a la palestra un supuesto "engaño" por parte de muchos de nuestros queridos bancos: las participaciones preferentes.

Lo primero es conocer qué son las participaciones preferentes. Son un producto financiero mixto que mezcla conceptos de renta fija (más seguros pero de menor rentabilidad) y renta variable (más arriesgados pero de mayor rentabilidad).

El gran problema, y es por ello que ha saltado ese supuesto "engaño", es que se trata de un producto que no tiene vencimiento.


(imagen de www.lainformacion.com)

Por poneros un ejemplo, todos conocemos la antiquísimo depósito a plazo fijo. En ellos te dicen que, por ejemplo, te dan un 3,5 % de interés a un año. Con ello, si depositas 10.000 €, dentro de un año tienes 10.350 € y la posibilidad de, o sacar esos 10.350 € o renovar el depósito con las nuevas condiciones que marque el mercado.

Sin embargo, con la participaciones preferentes nos encontramos con un problema: no tienen vencimiento.

El funcionamiento de las preferentes parecía sencillo, o al menos se vendía como tal. Compras las preferentes por un valor determinado, cobras el interés pactado año tras año y, si quieres recuperar tu dinero, sólo tienes que ponerlas a la venta. Algo aparentemente ventajosos en época de bonanza.

Pero en épocas como la actual, quizá al director de tu banco se le "olvidó" comentarte lo siguiente:

* Si tu banco no obtiene beneficios no cobras esa rentabilidad pactada.

* Si quieres vender tus acciones preferentes, tienes que revenderlas, y aquí s donde juega parte importante lo que antes os dije que también tenían una parte de lo que es renta variable. Para que lo entendáis, al no tener plazo (como el plazo fijo de toda la vida), sólo puedes recuperar lo invertido vendiéndolas (como si fueran acciones, para que me entendáis), por lo que su actual valor n tiene por qué ser esos 10.000 € que en este ejemplo hemos puesto que depositaste. Hoy ese precio será inferior.

* Si hay mucha oferta para vender estas participaciones, y poca demanda de compra, o no puedes venderlas, o lo tienes que hacer a un precio bastante inferior a lo que depositaste.

Si tú eres un afectado, o no sabes si lo eres, aparte de acordarte de un asesor financiero como yo, que para eso existimos, y de las castas enteras de ese director que creías de confianza y que te las vendió casi como un plazo fijo que si quieres venderlas no tendrías problema alguno, ¿qué puedes hacer?

* Denunciar la mala praxis del banco para contigo. Habla con un abogado, con la oficina del consumidor o con quien ya ha denunciado, la ADICAE.

* Tragar y venderlas, sabiendo que su valor nominal a veces llegará a ser muy inferior a lo que aportaste y que, esos 10.000 € que en su día confiaste al banco, ahora resulta que son 7.000 € (es un ejemplo).

* Seguir con ellas. El riesgo que tiene está opción es que sigue estando a merced de la “buena voluntad” del banco. Hasta que la entidad de turno no decida darle una solución a su problema particular, no recibirá de vuelta su dinero.

* Canjearlas por otra cosa que te ofrezca el banco, como pueden ser las acciones, los bonos convertibles en acciones, o los bonos a largo plazo. La diferencia entre estos productos podéis encontrarla, por ejemplo aquí.





1 comentario:

Rafael Sarmiento dijo...

Muy interesante y aclarador. Lo que pasa es que, por desgracia, yo no corro el riesgo de ser engañado por mercachifles como los que comentas porque no tengo 10.000 euros que me puedan birlar.

Igual podría invertir 40 o 60, pero no creo que eso le interese a nadie. Además, de perderlos, no sería menos pobre de lo que soy.

Ahora en serio, yo creo que muchos de esos empleados de banca ni siquiera saben a ciencia cierta lo que están vendiendo. Conozco más de un caso en que son los propios empleados los primeros engañados. Se lo venden a ellos como algo maravilloso, lo colocan entre la gente que conocen, y luego vienen los problemas.

En fin, las cosas de la banca.

Un saludo