The Final Countdow

Ya no es cosa sólo de los sevillistas de finales. Ya no es cosa sólo de los sevillistas mestallizados. Ya no es cosa sólo de aquellos que critican por criticar. Ya no es cosa sólo de los Biris, otrora grandes aliados, hoy grandes enemigos. Ya es cosa de la inmensa mayoría del Estadio Ramón Sánchez Pizjuán cuando anoche, gargantas al viento, casi al unísono, en gol norte, en gol sur, en fondo y en preferencia gritaban ¡Del Nido vete ya!
Ya se que los niños, los mayores, los que viven en el quinto pino, los que no pueden permitirse sacarse un carnet y un largo etcétera a los que usted no nos cuelga el pedigrí de sevillistas de verdad, no pudieron manifestarse en el estadio.
Pero, Presidente, ayer hasta esos que usted considera sevillistas de verdad, inquebrantables, de granito y todo los calificativos que a usted le gusta endosar a esa parte del sevillismo, hasta ellos pedían su dimisión.
Ya sabemos cómo funciona el fútbol. Tras años cayendo de manera evidente, esta semana tocará confirmar al entrenador en su puesto para, tras la derrota en San Sebastián, si se produce, o en el momento que se produzcan dos malos resultados más, servirá a la grada la cabeza del entrenador en bandeja de plata.
Pero eso ya no vale, Presidente.
Ayer, al albor de la madrugada sevillana, comenzó su final de la cuenta atrás. Porque no le quepa duda que, cada vez más pronto que tarde, por muchas acciones que tenga, usted y su consejo de administración, a pesar del 96 % de votos favorables en la junta, dejarán el Sevilla FC.
Ha tenido usted la oportunidad de aparecer en la historia como el mejor presidente de la historia de nuestra más que centenaria entidad. Pero usted, como muchos otros, está desperdiciando esa oportunidad. La duda  que me queda es si al final será recordado como el mejor presidente de la historia, como el presidente que más títulos consiguió o el presidente que arrasó al Sevilla FC y lo dejó hecho un solar.
El tiempo será el que lo ponga en su sitio.
¡Del Nido, vete ya!