Parto de la base de que seguro que los dirigentes de nuestro club están actuando de la manera correcta y de que, seguramente, el raro soy yo.
En el poco tiempo que he tenido hoy he leído una noticia que dice que el Sevilla va a volver a recurrir a la UEFA por la posible falsificación de la identidad del portero del PSG.
En esta sociedad en la que vivimos parece que todo vale. Pero para mí no. Quizá el Sevilla lleve razón en lo legal, seguro, pero en mi opinión, mía y de nadie más, en lo moral no la lleva. Estamos hablando de un partido en el que se vieron las caras 11 tíos contra otros 11 y no fuimos capaces de ganar. No estamos hablando de un partido en el que se enfrentaban niños de 12 años pero el equipo rival ponía un portero de 16 años.
Para mí no es ético. Para mí no es moral. Aunque pueda ser legal. Si ese es el mundo en el que vivimos, en el del todo vale, a mí no me gusta.
Son formas de pensar en las que se puede estar de acuerdo o no. Cuando yo veo un partido estamos de acuerdo que lo principal es el resultado, ganar. Lo principal, pero no todo. Aquí opino lo mismo.
Si tienen que recurrir, que lo hagan. Eso no significa que yo no pueda preguntarme qué tiene más peso, una posible (o no) consecución de tres puntos en los despachos o una posible situación que en un futuro próximo nosotros podamos cometer también un fallo así (que ya nos ha pasado) y seamos señalados con el dedo.
Lo que en estas líneas escribo para unos será una señal de debilidad. Para mí lo es de señorío y de grandeza. De un club tan grande que va más allá de los resultados.
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