La primera es el título de este post, y es que el que perdona acaba pagándolo.
El partido de hoy del Sevilla ha sido muy serio. Se ha perdido y se ha podido ganar. Hemos tenido al Madrid contra las cuerdas, y ese podría decirse que es el modelo a seguir.
Sin embargo, bien es cierto que hoy el Sevilla era el equipo que no debía llevar el peso del equipo, sino agazaparse e intentar cazar alguna. Así se vino desarrollando el partido, el Madrid se desquiciaba y el Sevilla perdonaba.
Sin embargo una expulsión de un defensa merengue hacía que los acontecimientos dieran la vuelta. Ahora, con un adversario con uno menos, el Sevilla debía hacer algo más, ahora tenía que adueñarse del partido.
Y no lo hizo. Los jugadores se achicaron y, lo que es peor y empieza a ser preocupante, el entrenador también lo hizo. Ambición cero. No se fue de verdad a por el partido y un arreón del Madrid le hizo llevarse el partido en la única ocasión de que dispuso.
Incluso el Presidente ha dicho que faltó ambición. No le falta razón. Al igual que, diga lo que diga, no tiene que vendernos más burras. Esta plantilla, ni de lejos, es la mejor de las últimas temporadas. No lo digo yo, lo dicen los reservas que hoy han entrado: Acosta, Jose Carlos y Alfaro. Y lo que quedaba en el banquillo.
Así que por el lado positivo me quedo con la aCtitud.
Y por el lado negativo con la aPtitud. Y ya no sólo de algunos jugadores.
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