En su punto número 7, la RAE define clásico así: "Que no se aparta de lo tradicional, de las reglas establecidas por la costumbre y el uso".
Desde que tengo uso de razón en lo futbolístico he seguido el fútbol, radiofónicamente hablando, primero con José Mª García y cuando este se fue, con Paco González (actualmente salvo cuando juega nuestro Sevilla, que prefiero escucharlo en una emisora local que sólo nos retransmita a nosotros).
Infinidad de veces le he escuchado a Alfredo Martínez (del grupo de García, actualmente en Onda Cero) y a Manolo Oliveros (del grupo de Nostrapacus, ahora en Cope), curiosamente ambos narradores del Barça decir: La lleva tal por el carril del 10, e incluso: La lleva tal por el carril del 8.
Un pedazo ignorante como yo se preguntaba a qué se estaban refiriendo.
En una de las reuniones con amigos sevillistas, no se si de la ASR Pepe Brand, o de Columnas Blancas (creo que fue en esta), el maestro Ariza nos comentaba a varios sobre las tácticas en el fútbol, que tenían, al principio, que ver con lo militar, y sobre los dorsales.
Los dorsales clásicos se adoptaron de atrás en adelante y de derecha a izquierda según la antiquísima táctica del 1-2-3-5. Hoy sería inimaginable tener dos defensas y cinco delanteros. De tal forma que los dorsales se distribuían así:
El paso del tiempo ha dado lugar a numerosas tácticas, pero como esto va de dorsales, voy a quedarme con la más comúnmente utilizada y generalizada, el 1-4-4-2. En ella, los laterales se hacían con el 2 (el diestro) y el 3 (el siniestro), los centrales con el 4 y 5, los centrocampistas con el 6 y 8, los jugadores de banda con el 7 y 10 y los delanteros con el 9 y 11. Quedaba así:
Cierto es que en esa disposición han habido cambios también muy generalizados y usados: que el defensa central lleve el 6 y el medio defensivo el 5, que el extremo izquierdo lleve el 11 (como antiguamente), o incluso que un delantero lleve el 7.
Hay dorsales que desde chiquitito tengo en mi cabeza como inamovibles: el 1 es el del portero titular, el 9 el del goleador, el delantero centro, y el 10 es el del mejor del equipo.
Hoy día sabemos que cada jugador debe portar un dorsal durante todo el año. Aquí en España del 1 al 25. En el extranjero se ven números superiores a éste último.
Desde entonces podemos reconocer a muchos jugadores a través de sus dorsales:
El mítico 3 de Maldini, Roberto Carlos o Manolo Jiménez.
El 4 de Koeman, Fernando Hierro y Guardiola.
El 7 de Raúl, de CR7 y de nuestro Duende.
El 9 de Suker, Zamorano o Di Stéfano.
El 10 de Maradona, Pelé o Rivaldo.
El 13 de Ballack.
El 14 de Cruyff, Xabi Alonso o Guti.
El 16.
El 21 de Valerón o Silva.
El 32 de Vieri.
El 39 de Anelka.
En fin, posibilidades inimaginables.
Pero, ¿os imagináis un equipo como el que sigue?
Raro es de narices, pero os lo digo que ese 11 me ha venido a la mente sin dificultad alguna:
El portero del Ársenal de nombre impronunciable.
Los laterales de la Selección Española: Ramos en derecha y Capdevilla en izquierda.
El 7 de Lopo (Depor) o el 10 de Gallas (cuando estaba en el Ársenal).
El 1 de Kafes (Olimpiakos) y el 13 del comentado Ballack.
El 70 de Robinho en el Milán y el 9 de Perotti.
El 2 de Toquero (Athletic) o Zigic (en el Rácing) y el 4 de Darío Silva en el Sevilla.
¿Qué os parece? A mí un auténtico horror. Me doy cuenta que para esto de los dorsales en el fútbol soy clásico.
A mí me sigue gustando oir: La lleva tal por el carril del 10. Y que dure.
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