Que no llegue el 7 de enero

Debo confesaros que uno de mis días favoritos del año son el 5 y 6 de enero, día de Reyes, día de la ilusión. Los niños, y los no tan niños, expectantes para saber si realmente a lo largo del año se han portado lo suficientemente bien para que sus majestades de oriente les hayan traído parabienes.

Día de ilusiones, que también se vuelven desilusiones cuando, a veces, se comprueba que no te han dejado lo que pediste, o sí te lo han dejado pero aquello que pediste no era como creías, y al final ese niño o ese adulto termina, vuelve a su juguete, a su colonia, o a su corbata preferida.

(Imagen: www.telecinco.es)

El sevillismo, como esos niños el día de reyes, está ilusionado con lo nuevo. Se ha olvidado de todo lo anterior y está expectante de probar lo nuevo. Pero, de momento, lo nuevo no está siendo lo que esperaba. El nuevo tren de juguete, es de otra marca, pero de momento no mejora al anterior. Ni el nuevo balón de fútbol. Ni ese nuevo perfume parece oler tan bien.

Todavía queda mucho y hay que esperar para saber manejar esos nuevos juguetes y sacarles todas las prestaciones posibles. Para combinar mejor esa corbata. O para adaptarse al nuevo perfume. 

Esperemos algo más de tiempo para ver que los Reyes Magos sí acertaron, con la esperanza de cambio y de que no llegue el 7 de enero, día de las devoluciones de las ilusiones frustradas.