Luis Fabiano salva el petardazo

Nueva visita del Málaga al Sánchez Pizjuán y nuevamente fue capaz de pescar en feudo sevillista. Este año un puntito, que no fueron tres de puro milagro y porque en el Sevilla está uno de los mejores delanteros del mundo.

Salió el Sevilla sin Palop y sin Kanouté, los pilares de este equipo en estos últimos años. Como era normal el Sevilla empezó con el dominio del partido, pero eso duró bastante poco, hasta una jugada con doble taconazo entre Luis Fabiano y Negredo que éste marró de forma inexplicable. Negredo, que empezó muy bien la temporada poco a poco, sobre todo desde que marcó dos goles con la Selección está viniendo a menos y parece que le está afectando su falta de acierto, sobre todo en casa.

Pues lo dicho, tras ésto poco más y a partir de ahí el Málaga empezó a tener un partido muy cómodo, pero sin hacer nada del otro mundo tampoco. Eso sí, apenas llegó dos veces y dos goles que metieron. Y vaya tela. El primero de Fernando, ex bético; y el segundo de Duda, ex sevillista, y que da la casualidad que uno de sus mejores partidos los hace siempre aquí, pero vistiendo la camiseta malaguista.

Total, que cuando se ponen las cosas así el entrenador hizo lo de siempre, acumular delanteros arriba. Dio entrada a Kanouté por Negredo, quedando el equipo totalmente partido en dos, con cuatro atrás, cinco adelante y Zokora comiéndose todo el centro del campo.

Y casualidades o no, fue salir Kanouté y volver a empezar a llegar el Sevilla arriba. Y fue salir Kanouté y empezar a verse a Luis Fabiano, que parece más cómodo con el malí que con el de vallecas. A partir de entonces poco fútbol (bueno, el poco fútbol duró casi todo el partido), mucho corazón y dos chispazos de Luis Fabiano para terminar empatando.

Hoy salvo a poquitos. La defensa ha estado muy mal e insegura, especialmente Konko. El entrenador no me ha gustado tampoco. Parece que cuando las cosas se pierden sólo tiene un plan, y ha partido y desequilibrado al equipo. Y se ha empatado, sí. Ya lo avisé, este era el día de dar el puñetazo en la mesa y asustar de verdad a los dos grandes. Y se falló. Vaya semanita.